El Realismo fue un movimiento artístico y literario que surgió alrededor de 1840 en reacción al Romanticismo. En el aspecto pictórico, fue un movimiento que intentaba plasmar objetivamente la realidad. Está vinculado a las ideas socialistas. En general, se aprecia un interés por las clases sociales más desfavorecidas surgidas de la Revolución Industrial.
Los principales representantes del movimiento fueron:
Gustave Courbet (1819-1877)
El sueño; 1866. |
El taller del pintor; 1855. |
The stone breakers; 1850. |
Courbet aprendió su técnica de Velásquez y Zurbarán, el manejo de la pintura y la interpretación de luces y sombras de Rembrandt, -que consiste en aplicar una fuente de luz por encima de los ojos del modelo y conseguir que la sombra en la parte no iluminada dejara un pequeño triángulo debajo del ojo a causa de la sombra de la nariz-, y la composición y reinterpretación del espacio de David.
En las obras de Rembrandt, la iluminación da sentido a la composición: jerarquiza a los personajes, descubre los gestos y la expresión de los mismos. La luz procede de la oscuridad y aporta a la imagen un gran efecto de teatralidad.
La temática de Courbet está dedicada a la vida rural y a los oficios humildes. Presenta verdades cotidianas de la vida del campo y de la ciudad. La pincelada es suelta, se dan los tonos cálidos sobre fondos oscuros y los contrastes de luces y sombras. Anticipa el impresionismo al representar los paisajes con anchas pinceladas.
Jean-François Millet (1814-1875)
El Ángeluz; 1850. |
Cazando pájaros de noche; 1874. |
La cosecha de la patata; 1855. |
El sembrador; 1850. |
Millet, pintor de los campesinos, demostraba predilección por los temas rurales, la ética y la religiosidad del trabajo rural. Los protagonistas de su pintura son trabajadores del campo ajenos a los asuntos políticos del momento. Representa a los trabajadores como héroes de moralidad, transforma las escenas de trabajo y pobreza en imágenes de nobleza épica y dignifica a la población rural. Millet demostraba un marcado interés por retratar la luz natural, lo cual lo acerca mucho a la corriente impresionista. Su pincelada es firme y segura al igual que el dibujo, emplea colores suaves para el campo y más oscuros para los personajes, reflejando las vestimentas de los campesinos a la perfección. Ésta forma de pintar a los trabajadores (cubiertos de sombras contrastando con la luz del paisaje que los circunda) era lo que les confería un aire de fortaleza y solemnidad. La intención de Millet era inmortalizar a los campesinos en sus pinturas como si su labor fatigosa fuera algo eterno y sagrado, incluso al verlos, los relacionaba con escenas del Antiguo Testamento.