El conocimiento previo debe ser reconstruido a partir del diálogo pedagógico de manera interestructurada entre el estudiante, el saber y el docente. |
A principios del siglo XX se dieron modelos pedagógicos autoestructurantes con el fin de acabar con la Escuela Tradicional, intentando adoptar la forma de Escuelas Nuevas y Activas, asumiendo un “enfoque constructivista”. Es así como se determina que debe abrirse camino a un modelo dialogante e interestructurante, preocupado por el aprehendizaje del alumno y del rol que deben cumplir todos los sujetos en este proceso, un modelo que logre garantizar una síntesis dialéctica.
Podemos destacar grandes diferencias entre los modelos que se fueron dando a lo largo de la historia educativa. En la Escuela Tradicional el docente centraliza el poder y la palabra. Él habla y prescribe mientras que el alumno presta atención y calla, la misión del estudiante es escuchar, atender, repetir y obedecer. En la Escuela Autoestructurante, el maestro diluye su función y se convierte en guía, facilitador, o aún más en acompañante del alumno, la dinámica recae sobre este último ya que se supone que el estudiante inventa, descubre, y construye sus propias explicaciones, desaparecen las
tareas, ejercicios y lecturas, y se recurre a la acción, el taller y el trabajo.
En el modelo que nos toca desarrollar, se redefinen funciones y relaciones entre estudiantes y docentes, el maestro cumple una función esencial que es la de ser mediador de la cultura: él planifica, organiza, selecciona y jerarquiza los contenidos y los adecua al nivel de desarrollo del estudiante. Esto favorece al desarrollo del pensamiento, de formación valorativa, y que los niveles de comprensión lectora sean altos para el estudiante. Una de las características principales de la enseñanza en el aula se realiza mediante la formación de una mesa redonda, espacio que se presta para el debate. Se da la lectura y trabajo en grupos, siendo esto ideal para favorecer el trabajo en equipo. El proceso dialogante deberá formar a un individuo más autónomo, que tome decisiones sobre su proceso, que cuente con mayores grados de autoconciencia en torno a sus procesos. También exige que el que aprehende logre comprender lo que hace, sepa por qué lo hace y conozca las razones que justifican la elección de las actividades elegidas.
A lo largo de la historia de la educación, podemos decir que siempre la característica principal de los modelos pedagógicos fue centrarse en el aprendizaje del alumno (el producto) y en la transmisión de conocimiento; por el contrario, en el modelo Pedagógico Dialogante, el centro de atención está en el desarrollo y el proceso por el cual se transcurre hacia el aprehendizaje (el proceso) Para lograr esto, se ha incorporado a este último modelo la valoración de las demás dimensiones humanas (es decir la humanización del ser humano). “No se debe hacer feliz al joven o al niño, se trata de formarlo con felicidad, esfuerzo, cuidado, responsabilidad, diálogo y trabajo”.
Por ello este modelo se piensa como una síntesis dialéctica: ésta se refiere a una nueva comprensión de los problemas, y trata el conocimiento construido fuera del aula y que debe ser reconstruido a partir del diálogo pedagógico de manera activa e interestructurada entre el estudiante, el saber y el docente. Es indispensable el rol del maestro como mediador para lograr el buen desarrollo del alumno y de sus dimensiones humanas. Un modelo con la finalidad no solo de transmitir conocimiento y de que el estudiante llegue a su resultado, sino de la valoración del desarrollo de su proceso, formando individuos más inteligentes a nivel cognitivo, afectivo y práxico. Deben reconocerse las obligaciones que tenemos escuelas y docentes de lograr que se desarrollen cada una de ellas.
Estas dimensiones humanas son tres, las cuales son autónomas pero a la vez se encuentran interrelacionadas:
- COGNITIVA (pensamiento)
- AFECTIVA (afecto, sociabilidad, sentimientos)
- PRÁXICA (acciones)
La escuela debe recordar que el ser humano piensa, ama y actúa; su obligación es enseñar a pensar mejor, amar mejor y actuar mejor. El modelo, a diferencia de los anteriores, se centra en el estudio de la vida interna del sujeto.
El concepto principal de la pedagogía dialogante es la interdependencia. Entendemos esto como la necesidad de integrar todas las dimensiones humanas al momento de enseñar, sin excluir ni sobreponer ninguna de ellas; por lo cual sería concordante al paradigma de la complejidad (el ser humano es un ser dialéctico y complejo).
El paradigma de la pedagogía dialogante se basa en los siguientes postulados:
- Primer postulado - PROPÓSITOS
- Segundo postulado - CONTENIDOS
- Tercer postulado - ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS
- Cuarto postulado - EVALUACIÓN
El PROPÓSITO que se debe plantear el docente es garantizar la educación en sus tres dimensiones; que los sujetos del aprendizaje aprendan a sentir, a actuar y a pensar de forma correcta. Para lograr esto, es necesario que organice sus clases con los CONTENIDOS que a lo largo del ciclo lectivo irán evolucionando, que vuelva a retomar y entrelazar estos contenidos (currículo en espiral) y seguir profundizando el material. Es necesario que haya una instancia evaluativa no para perjudicar al alumno, sino para saber cuáles fueron los temas que generaron dudas o no quedaron claros. Por esto, las ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS que va a utilizar el docente tienen que estar bien pensadas y adaptadas al contexto socio-cultural de determinado grupo.
Vivimos en un mundo donde la diversidad está presente en todos los niveles, desde el sistema cognitivo, pasando por la personalidad del sujeto, los valores de círculo familiar, las costumbres del grupo de personas que eligen para sociabilizarse, hasta los valores impuestos por la sociedad. Con esto, queremos decir que el docente tiene la responsabilidad de adecuar las actividades, las estrategias metodológicas al nivel de desarrollo cognitivos, afectivo y práxico que pueden llegar a tener sus alumnos teniendo como resultado un mejoramiento en su educación personal.
Durante varios años, el estudio de la educación pasó por numerosos períodos hasta llegar al modelo dialogante. Éste modelo resultó ser una síntesis dialéctica entre ellos pero ¿A qué se refiere con “síntesis dialéctica”? Tenemos claro que para que se produzca éste hecho es necesario que haya una tesis y una anti tesis o dos anti tesis que sean totalmente opuestas en sus planteos ideológicos y que cada una de ellas tenga su fundamentación pero siempre teniendo en cuenta las diferencias con las demás teorías. Por ejemplo: El modelo conductista de Skinner, en la cual sólo se evaluaba lo que se podía observar y el alumno venía sin conocimientos previos, comparado con el modelo constructivista de Vigotsky, Piaget y Ausubel, en el cual se plantea que los aprendices llegan a la escuela con contenidos y conocimientos previos. Cada uno tiene visiones diferentes sobre el lugar que ocupa el alumno, el rol primordial del docente, la relación que se da entre ellos y la forma de brindar los conocimientos.
En conclusión, se puede destacar la prioridad que le otorga este modelo al diálogo activo entre educadores y educandos, al debate constante entre los individuos y el reconocimiento que le da al hecho de que, en un grupo de alumnos, el maestro tiene la seguridad de que va a encontrarse con historias, personalidades, ideas y conductas muy diversas y variadas; y va a utilizar esta diversidad a favor del desarrollo personal del individuo y del grupo.